Conocida cariñosamente por sus alumnos como “Doña Filo”, Filomena Trocóniz fue una maestra portugaluja que consagró su vida a la formación y educación de los más jóvenes, dedicación que ha continuado aún después de su muerte, como da muestra de ello la Fundación benéfica que lleva su nombre y que todavía en nuestros días continúa desempeñando la actividad para la que fue creada.
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Filomena Trocóniz Santacoloma |
Fuente // Fundación Trocóniz Santacoloma
Una vida dedicada a la enseñanza y a la ayuda de los más jóvenes
Filomena Trocóniz Santacoloma nació en Portugalete el 23 de enero de 1902. La familia tenía su hogar en el Ojillo, siendo su madre Gabina Santacoloma, que procedía de Trapagarán, y su padre el alavés Fernando Trocóniz, un trabajador de Altos Hornos que murió cuando ella era todavía una niña.
Filomena creció y se hizo maestra, se convirtió en una mujer culta, amante de la lectura y de la música, no en vano ella misma tocaba el piano que tenía instalado en su domicilio. Su carrera docente comenzó en 1922 en Sopuerta, en la zona minera de las Barrietas Altas. Continuó Doña Filo su trayectoria educativa en otras escuelas de la zona como Galdames, Sanfuentes y Urioste.
Llegó el año 1932 y Filomena pasó a ser maestra en el hospital de Gorliz, donde estuvo destinada durante 40 años, hasta su jubilación en 1972. Al mismo tiempo, era usual que en su propia casa ayudara a niños en los estudios sin recibir por ello compensación económica alguna.
Logotipo de la fundación que lleva su nombre
La escuela del hospital de Gorliz, mucho más que un colegio para los niños enfermos
Trece años habían transcurrido desde que el rey Alfonso XIII hubo inaugurado el hospital de Górliz, cuando Filomena Trocóniz llegó hasta él para ejercer como maestra. El Sanatorio había abierto sus puertas en 1919 como hospital infantil, para tratar a la gran cantidad de niños y niñas que sufrían tuberculosis ósea, provocaba en gran parte por las condiciones miserables en las que vivían los pequeños.
El enclave del hospital había sido minuciosamente elegido, la proximidad al ferrocarril de Plencia, la cercanía del mar, la acumulación de yodo en el ambiente y las horas de sol con las que contaba la zona, hicieron de Górliz el lugar ideal para levantar ese edificio de hormigón armado, con enormes ventanales que permitían la entrada de la luz a raudales, y una fachada que más bien le hacía parecer un balneario francés.
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Filomena Trocóniz fue maestra en el hospital de Górliz |
Las largas estancias que los niños se veían obligados a pasar en el sanatorio hasta que conseguían su recuperación, lo normal eran 12 meses, aunque algunos sobrepasaban los dos años, hizo necesario dotar al centro de personal para que se ocupara de su escolarización. Y en ese entorno es en el que “Doña Filo” ejerció durante más tiempo su profesión, siendo recordada por quienes la conocieron por su sencillez, preocupación por los alumnos e implicación en actos lúdicos que hacían más llevadero para los niños el tiempo en el hospital, siendo común encontrarla organizando recitales de poesía, teatro, canciones, fiestas y todo tipo de celebraciones.
Con el paso del tiempo y las mejoras sociales, comenzó a disminuir el número de niños enfermos de estos males, dejando de ser en los años de 1980 sanatorio exclusivamente infantil. En la actualidad, el de Górliz, es considerado como uno de los hospitales más antiguos del País Vasco, atendiendo principalmente a pacientes crónicos y a aquellos que necesitan una larga rehabilitación.
La Fundación benéfica que lleva su nombre y el agradecimiento de un pueblo
Por lo que ha trascendido, Filomena Trocóniz debió de ser una mujer sabia en la tarea de administrar sus dineros, lo que había ahorrado con su trabajo lo invirtió en bolsa y cuando llegó el momento de su muerte, en febrero de 1986, había conseguido acumular un importante capital que legó a Portugalete para que fuera destinado a la educación y formación de los jóvenes de la Villa.
Fundación Trocóniz
Así, acatando su voluntad, se constituyó la Fundación Trocóniz Santacoloma el 29 de septiembre de 1986, siendo la primera en su ámbito que se registró en el Gobierno Vasco. Está constituida como un patronato formado por el alcalde de Portugalete, el cura párroco de Santa María y el concejal de Educación de la Villa.
La Fundación publicó su primera convocatoria de becas en 1989, a la que se han sumado muchas más en su ya larga trayectoria. Con el paso del tiempo la institución ha ido añadiendo nuevas actividades, adaptándose a las necesidades y los nuevos requerimientos de los tiempos, y siempre sin olvidar que la destinataria de las ayudas es la juventud portugaluja.
De esta forma, el recuerdo de “Doña Filo” sigue estando presente en la Villa, con las acciones llevadas a cabo por su Fundación y con el homenaje que el ayuntamiento de Portugalete quiso rendirle tras su muerte, aprobando en pleno que el nombre que había de llevar la plaza del barrio de Azeta fuera el de Filomena Trocóniz Santacoloma.
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