30 enero 2024

El mareómetro de Portugalete, un instrumento único en el mundo

Situado al final del Muelle de Hierro, muy próximo al Puente Colgante, el mareómetro es otro de esos símbolos que hacen tan especial al Portugalete del siglo XIX, dando fe de la prosperidad y carácter vanguardista que la Villa tuvo en otros tiempos. Hoy en día el mareómetro ha perdido su uso inicial (medir la altura del nivel del agua), y es muy probable que los visitantes que recorren la localidad lleguen a confundirlo con un reloj estropeado, o simplemente que no reparen en su presencia.

 

El mareómetro está situado al final del Muelle de Hierro

La necesidad de medir las mareas

Habrá que remontarse a mediados del siglo XIX, cuando la desembocadura de la Ría del Nervión era muy diferente a la conocemos en la actualidad. El tráfico marítimo había crecido considerablemente gracias a las empresas creadas a raíz de la revolución industrial, y sin embargo la navegación era peligrosa y arriesgada debido a la temida barra de Portugalete, un banco de arena bajo el agua que cambiaba de lugar dependiendo de las mareas y las tormentas, haciendo imposible la travesía con la marea baja y siendo causa de múltiples naufragios.

Este tremendo problema logró solucionarse gracias a la construcción del Muelle de Hierro por parte del ingeniero de caminos, canales y puertos Evaristo Churruca. Tan magnífica obra de ingeniería comenzó a construirse en 1881 y, tras la paralización del proyecto a causa de las Guerras Carlistas, el muelle fue inaugurado el 12 de septiembre de 1887. Así, la desembocadura de la ría contó desde ese momento con un dique que, a pesar de su aspecto ligero, consiguió poner fin a la barra de arena que tantos estragos había causado hasta entonces en la navegación hacia el importantísimo puerto de Bilbao

 

La esfera, con una sola aguja, indica el nivel del agua

Pero la variabilidad del nivel de las aguas, debida al movimiento de las mareas, hizo que se pensara en colocar en el muelle un aparato para medir la profundidad de las aguas, similar a algunos que ya existían en Europa, concretamente en Cascáis (Portugal), Brest (Francia), Aberdeen (Escocia) y Huek Van Holland (Países Bajos). De esta manera, en Portugalete también se pudo empezar a indicar a los barcos si había calado suficiente para navegar.

 

Un instrumento único construido en París

Así, en 1833 la Junta de Obras del Puerto instaló el mareómetro en Portugalete junto a la antigua torre de señales, actualmente desaparecida. Se encargó la construcción del aparato a la prestigiosa empresa parisina Borrel-Wagner, dedicada a la fabricación de relojes públicos. Su funcionamiento consistía básicamente en un tubo que desde la base del mareómetro llegaba hasta la ría, en él había un flotador que subía y bajaba según la presión del agua, y que mediante un mecanismo de piñones y cadenas reflejaba la altura de la marea en la esfera de una sola aguja y 800 milímetros de diámetro. Cuando se creó el mareómetro la ría alcanzaba una altura máxima de cinco metros y medio, por lo que la numeración de la esfera varía solamente desde el uno hasta el seis.

No se tiene constancia de la existencia en España de otros mareómetros como el de Portugalete, si bien, es posible que se construyeran algunos más y que hayan desaparecido con el paso del tiempo. Pero a pesar del avance que supuso este tipo de inventos, fueron quedando obsoletos debido a que no eran capaces de registrar los datos que medían, de manera que los escasos mareómetros evolucionaron a unos instrumentos similares llamados mareógrafos.

 

PATRIMONIO CULTURAL PORTUGALETE: Muelle de Hierro y Mareómetro.

 El ingenio que dominó la arena

Ayuntamiento de Portugalete

 

Con el paso de los años, y con la creación de los mareógrafos, el mareómetro de Portugalete dejó de tener sentido y fue relegado al olvido, llegando a quedar en un estado deplorable del que le rescató la Autoridad Portuaria de Bilbao, con su restauración y posterior reinauguración el 2 de marzo de 2000. Este instrumento tan excepcional nunca llegó a pertenecer a la Red Española de mareógrafos (segunda en crearse en el mundo después de la de Suiza), que comenzó a registrar datos en 1874, y a la que hoy en día los tres mareógrafos de Santurce envían puntualmente sus registros.

 

El homenaje de Correos con un sello conmemorativo

Diecisiete años después de su reinauguración, en 2017, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre homenajeó al mareómetro de Portugalete con la emisión de una serie de sellos de Correos en las que aparece su imagen. La impresión vertical en offset tiene un fondo amarillo que hace referencia al color de la Villa jarrillera, en primer plano aparece un dibujo que plasma parte de la esfera del mareómetro y que refleja con todo rigor la estampa del verdadero aparato; su inscripción Marêmêtre y Borrel-Wagner Paris, sus números del uno a seis colocados alrededor de la esfera, y su única aguja, a la que faltan a penas tres puntitos para llegar hasta el cinco. 

 

Sello conmemorativo, año 2017
 

Y asomando tímidamente tras la figura principal, pueden intuirse también unas líneas rectas que bien podrían representar a la barquilla de Puente Colgante con los cables que la sujetan. Las medidas son 28,8 x 40,9 mm, en papel engomado, 20 son los efectos en pliego, tiene un valor postal de 0.50€, y la tirada fue de 260.000 sellos. Con este homenaje postal, el mareómetro habrá conseguido llevar el nombre de Portugalete a infinidad de lugares en el mundo.

 

 

23 enero 2024

María Díaz de Haro, Señora de Vizcaya y fundadora de Portugalete

 

María Díaz de Haro es uno de los personajes más conocidos y queridos de Portugalete, ya que fue ella quien fundó la Villa en 1322, otorgando a sus pobladores una serie de derechos que quedaron reflejados en la famosa Carta Puebla, que tras desaparecer años más tarde, fue ratificada con un nuevo documento por Juan II de Castilla en 1432. Décima persona en estar al frente del Señorío de Vizcaya y primera mujer en ostentarlo, María Díaz de Haro fue una de las personas más importantes e influyentes de su época, teniendo un mandato varias veces interrumpido debido a las vicisitudes del momento y a la propia historia de su familia.

 

Señora del siglo XIII firmando la carta puebla de Portugalete
María Díaz de Haro fue la primera mujer en ostentar el Señorío de Vizcaya

Los primeros años de la X Señora de Vizcaya

María Díaz de Haro, apodada “la Buena” por la gestión que de su Señorío hizo a lo largo de sus tres mandatos, vivió en una época convulsa en la que la tierra era difícil de cultivar, se sacaba poco rendimiento de ella y se vivían constantes luchas de poder entre reyes y señores feudales, cuestiones que propiciaron que los campesinos emprendieran el éxodo a las incipientes villas en busca de una vida mejor.

Perteneciente a la familia de la Casa de Haro (linaje de la nobleza feudal de la Corona de Castilla), María nació en 1270, siendo hija de Lope Díaz III de Haro (VIII señor de Vizcaya) y Juana Alfonso de Molina. Muy joven, a la edad de 18 años, fue casada con el infante Juan de Castilla, como una maniobra de su padre y del rey castellano Sancho IV (hermano del novio) para buscar alianzas entre la poderosa familia Haro y el reino de Castilla.

Pero un año después de su boda, en 1289, un enfrentamiento entre Lope Díaz III de Haro y Sancho IV acabó con la muerte del primero y con la entrada en prisión del infante Juan de Castilla, que se había puesto de parte de su suegro y en contra de su hermano. En ese momento el Señorío de Vizcaya es heredado por Diego López IV de Haro, hermano de María, pero por poco tiempo, ya que este murió tan solo un año después, en 1290.

 

Figura de María Díaz de Haro creada por el ayuntamiento de Portugalete
Su imagen sigue muy presente en Portugalete

El Señorío de Vizcaya en manos de una mujer

Heredera de su hermano Diego, María se convirtió en la X Señora de Vizcaya, primera mujer en ostentar este cargo, si bien, con su marido en la cárcel y las luchas del momento, el verdadero gestor de territorio fue Sancho IV, quien mantuvo su influencia hasta su muerte en 1295.

El fallecimiento del rey castellano propició un momento de confusión y lucha por la herencia que dejaba, lo que aprovechó Diego López V de Haro (tío de María) para quedarse con el Señorío, arrebatando el puesto a su legítima dueña, por lo que este fue apodado “el intruso”. Este Lope de Haro es quien fundó la villa de Bilbao el 15 de junio de 1300, reconociendo años más tarde, en 1309 a su sobrina como verdadera heredera de Vizcaya y firmando un documento por el que decía que ella le sucedería tras su muerte.

Así, tras el fallecimiento de Diego López de Haro luchando contra los árabes en Algeciras en 1310, comenzó el segundo mandato de María Díaz de Haro, que aunque en los primeros momentos contó con la oposición del hijo del fundador de Bilbao, consiguió mantenerse como Señora de Vizcaya hasta 1322. En este año, y tras haber enviudado en 1319, María se retiró al Monasterio de la Consolación de Perales, Palencia, dejando como heredero a su hijo Juan de Haro “el tuerto”, quien sería el XI Señor de Vizcaya. Aún así, y pesar de su retiro, María se mantuvo al tanto de todo lo que ocurría en su territorio, continuando activa en la toma de importantes decisiones.

 

  La figura de la Señora de Vizcaya tuvo un lugar muy importante en el 700 aniversario de la Villa

María Díaz de Harok zerbait kontatzeko du/María Dìaz de Haro tiene algo que decirnos

Ayuntamiento de Portugalete 700


El mandato de Juan de Haro fue breve, hombre ambicioso, se granjeó la enemistad de otros reyes y señores de su tiempo, así, Alfonso XI le convocó a una reunión en Toro, en 1326, con la excusa de negociar y pactar, pero con la verdadera intención de acabar con su vida. Muerto su hijo, María Díaz de Haro tuvo que abandonar el retiro para afrontar un tercer y último mandato al frente del Señorío de Vizcaya, desoyendo la oferta de Alfonso XI, quien la ofreció la compra de los derechos de sus territorios.

Este tercer mandato fue largo y más pacífico que los anteriores, finalmente, en 1334 renunció definitivamente a sus derechos en favor de su nieta, llamada igual que ella María Díaz de Haro, que era hija de Juan “el tuerto” e Isabel de Portugal. María “la buena” murió el 3 de octubre de 1342 dejando un importante legado que siete siglos después mantiene su continuidad.

 

Escudo de la casa de Haro

 

María, fundadora de villas

La costumbre de fundar villas comenzó en toda Europa a lo largo del siglo XI, incorporándose el País Vasco más tardíamente; de 1180 data San Sebastián y de 1181 Vitoria, siendo el Señorío de Vizcaya el último en llevarlo a cabo. En 1199 se fundó Balmaseda que, situada en la ruta que llegaba desde Castilla, se convirtió en la primera villa vizcaína.

Siguiendo esta práctica europea, para fortalecer su posición, María Díaz de Haro decidió instaurar varias villas en lugares estratégicos, cercanos a Bilbao y con salida al mar. En 1310 legitimó la Carta Fundacional de Bilbao y el 12 de junio de 1322 otorgó a los habitantes de Portugalete la Carta Puebla por la que obtenían una serie de derechos jurídicos, económicos, mercantiles y administrativos, así como autoridad para la defensa. Desde el retiro en el Monasterio de la Consolación, y bajo el señorío de su hijo, María Díaz de Haro fundó en 1325 Ondárroa, y dos años después, en 1327 Lekeitio, todas ellas localidades que se sienten orgullosas de ostentar el título de  Villa desde hace 700 años.